Cuando ocurre una lesión en el cuerpo, las plaquetas comienzan a desempeñar su función de coagulación para proteger el organismo y detener la hemorragia en poco tiempo.
En el momento de su activación, las plaquetas liberan varios factores de crecimiento que promueven la regeneración y la reparación de nuestros propios tejidos.
Estas proteínas también permiten una rápida curación y regeneración de huesos, cartílagos, tendones, ligamentos y tejidos nerviosos. El PRP desencadena la producción y activación de colágeno en aplicaciones faciales, lo que proporciona a la piel un aspecto saludable y dinámico.
Para producir plasma rico en plaquetas, los clínicos toman una muestra de sangre de un paciente y la colocan en una centrifugadora, separando los otros componentes de la sangre de las plaquetas y concentrándolas en el plasma.
No hay riesgo de infección en el PRP, siempre y cuando el procedimiento se realice en condiciones hospitalarias o en una clínica profesional, con equipo de un solo uso y certificación CE.
Por lo general, el tratamiento se realiza con un intervalo de 2 semanas.
La continuidad de los resultados se garantiza mediante la realización de una sesión de control cada 4 a 6 meses.
Nota: Es importante destacar que no hay límite de edad para la aplicación del PRP, ya que no hay riesgo de alergia para el paciente.